Fundación Telefónica Movistar y el Museo de Arte de Lima — MALI presentan la exposición Mundo expandido. Entre lo físico y lo virtual, muestra que aborda los límites de la realidad física y la simulación digital, e indaga en los efectos de la explosión de los mundos virtuales en nuestras vidas. Cada vez habitamos más en entornos digitales, los mismos que determinan e incluso condicionan ya nuestra realidad física y cuyas fronteras se vuelven día a día más difusas. Estos espacios nos permiten estar interconectados pero, al mismo tiempo, nos empujan a adaptarnos a una nueva realidad en la que ambos mundos convergen. En el ámbito personal, este entorno híbrido ha cambiado la forma en que nos relacionamos, compramos, trabajamos, aprendemos y nos divertimos.

Treinta años después de la aparición de internet, el término ciberespacio parece haber quedado obsoleto, incapaz de reflejar la omnipresencia de lo virtual en nuestra cotidianidad, y hablamos ya de nuevas formas de experiencia digital más inmersivas, capaces de desplegar partes esenciales de nuestras vidas más allá de la realidad física. Por primera vez en la historia de la humanidad, la pulsión por generar mundos simulados ha culminado en la posibilidad de abandonar nuestro medio natural y vivir inmersos en uno distinto.

La exposición ofrece un recorrido a través de más de 50 piezas, que abarcan desde los cicloramas del siglo XIX, hasta la realidad aumentada o el fenómeno Second Life. ¿Qué puede significar migrar nuestra identidad a un espacio donde no existe la corporeidad? ¿Qué impacto puede tener sobre la sociedad formar parte de una comunidad que habita entre lo físico y lo virtual? ¿Qué normas y códigos deben regular la ciudadanía digital?.

Artistas como Marc Lee, Cao Fei, Solimán López, Johanna Jaskowska, Inés Alpha, entre otros, junto al Barcelona Supercomputing Center, plantean cuestiones en torno a la migración de nuestra identidad a un espacio donde no existe la corporeidad, la repercusión de crear alter egos digitales o el impacto que puede tener sobre la sociedad formar parte de una comunidad que habita entre lo físico y lo virtual; retos e inquietudes que invitan a la reflexión sobre las normas y códigos éticos que deben regular la ciudadanía digital.