Imagen de piedra. Lo inca en la fotografía, ca. 1900 – 1940

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Lugar: Sala de Fotografía y Dibujo (Sala 21) de MALI colecciones, en el segundo piso del museo.
Temporada: Desde el 21 de junio a 26 de noviembre de 2023

En paralelo se exhibe Imagen de piedra. Lo inca en la fotografía, ca. 1900-1940. Esta exhibición, curada por Natala Majluf, explora el poder simbólico que adquirió la arquitectura inca en el imaginario moderno. Se podrá ver en la Sala de Fotografía y Dibujo (Sala 21) de MALI colecciones, en el segundo piso del museo.

Por mucho tiempo lo inca no tuvo imagen, en el sentido de que la idea del imperio no siempre se identificaría con los restos materiales de la sociedad existente en los Andes en el momento de la conquista. A inicios del siglo XX, a través del encuentro de la fotografía con la imprenta, se fue forjando un nuevo perfil visual de ese pasado remoto a través de la cantería y de los monumentos arquitectónicos del Cuzco, construyendo así gradualmente la forma icónica que asumirían los incas en el imaginario nacional. Esta exposición, que traza el surgimiento de esa nueva cultura visual, toma como punto de partida un extraordinario conjunto de fotografías del cuzqueño Martín Chambi, reunido a mediados de la década de 1920, por encargo de las artistas Elena y Victoria Izcue. Se trata de una treintena de fotografías que formulan un verdadero ensayo visual de la piedra en el paisaje cultural inca, desde los muros que sirven de cimiento a las casas cuzqueñas, al frontis del Coricancha, desde las grandes superficies de piedra de Machu Picchu y Ollantaytambo a las galerías subterráneas de Quenco o a los promontorios rocosos de Sicuani. Se dibuja así una nueva interpretación de la cantería inca que marca un giro clave en la definición del imaginario cultural del siglo XX. 

La fotografía sería una herramienta fundamental para repensar la idea de la arquitectura inca como arte. A inicios del siglo XX la fotografía de los monumentos arqueológicos del Cuzco, en efecto, deriva hacia un nuevo lenguaje, cada vez más depurado y distante del paisajismo, que se cierra con insistencia sobre las construcciones de piedra. La arquitectura se vuelve casi escultura bajo una mirada que responde a una nueva perspectiva esteticista, tributaria del creciente prestigio que el reconocimiento internacional a Machu Picchu le presta a toda la arquitectura precolombina. Lo que había sido una admiración fundamentalmente técnica por los logros materiales de los incas se vuelve ahora apreciación estética, una nueva valoración que la fotografía contribuye decisivamente a establecer.

Durante la mayor parte del siglo XIX no llegaría a formarse una idea clara acerca de la cultura material de los incas, de los objetos que crearon o de los edificios que construyeron. Como consecuencia, los incas no tendrían una imagen reconocible en el imaginario colectivo. En el umbral del nuevo siglo, las imágenes de los monumentos incas alcanzan una difusión cada vez más amplia a través de la obra de diversos fotógrafos que contribuyen a formar un nuevo imaginario nacional. Esas primeras fotografías de la arquitectura inca proponen una perspectiva casi pictórica: los fotógrafos toman distancia de su objetivo, creando composiciones abiertas, como si quisieran permitir al público proyectarse al paisaje andino.

Esta breve selección de revistas, postales y libros da cuenta de la enorme difusión que las imágenes de la arquitectura inca alcanzaron en el siglo XX. Sea como imágenes al servicio de la promoción turística, como soporte del indigenismo cultural o como referencias para el arte y la literatura, la fotografía sirvió a discursos radicalmente distintos, cuando no opuestos. Lo cierto es que sin el abrumador archivo de imágenes de la arquitectura y de la cantería inca que la fotografía produjo sería imposible imaginar la omnipresencia literaria de la piedra en obras como Hacia el reino de los Sciris (1924) de César Vallejo, Los ríos profundos (1958) de José María Arguedas, Alturas de Machu Picchu de Neruda, o La mano desasida (1961-1964) y La piedra absoluta (1966) de Martín Adán.

Natalia Majluf